viernes, 19 de diciembre de 2008

CHILE MUTANTE_EL LIBRO

Así es, al fin ve la luz nuestro primer hijo. Después de tres meses de antojos, vomitos y contracciones por fin podemos decir "nació sanito".
Está en fotmato .pdf y es totalmente descaargable desde el link que encontrará más abajo.
Y tranquilos, ya que hay posibilidades de que esta guagua deforme virtual, tome forma física y se muestre frente a un público que aun no está preparado para este tipo de atrocidades.
Por el momento disfruten de él... facil de conseguir pero complicado de digerir...

(Portada ficticia por Iván Cea)


DESCARGUELO AQUÍ !

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Las obras predilectas del Director de cine pornográfico

por José Bustamante


Banda favorita de Hugo Valenzuela

Black Grial es una banda conocida por Hugo y otros, muy pocos, fanáticos del rock que aun quedan en el año 2040.
Hijo de un adicto a la banda española, por excelencia, de Folk Rock con influencia celta, Mago de Oz, Hugo Valenzuela desarrolló, inevitablemente, un gusto exacerbado por el mismo género, mas, en los 40´ ya no resulta tan sencillo adquirir de ese estilo musical.
Algunos amigos de la infancia formaron, el año 2029, la banda Black Grial que narra, al ritmo del Rock, cientos de odiseas de los caballeros de la orden templaria y su búsqueda del Santo Grial. Aquella temática, por lo demás, ha terminado por aborrecer a Hugo, sin embargo, es tan escasa la cantidad de agrupaciones musicales de ese tipo, que, resignado, Hugo disfruta de sus acordes e incluso, luce variados estampados del grupo en sus prendas de vestir.


Filme Favorito de Hugo Valenzuela

Cuando, en su infancia, el viejito pascuero se confundió y, en vez de traerle la saga completa de Aladino le trajo la colección de Aladino y la lámpara vibradora, el pequeño Hugo comprendió que la pornografía era lo suyo.
El año 2012, el director porno más prolijo y polémico del país, Pablo Navarrete, publicó en su página de Internet una producción, descargable, en la que los dobles de Michelle Bachelet, Cristina Fernández y Lula Da Silva mantienen una orgía luego de un enardecido debate en una Cumbre Iberoamericana.
El nombre de la película es Cumbres Calientes y, a los dos años de su difusión, los gobiernos de aquellos 3 países formaron una alianza para requisar todas las copias, encontrar a los responsables y enviarlos a prisión.
Hugo Valenzuela conserva una de las únicas 3 copias que sobrevivieron al encautamiento.


Libro favorito de Valenzuela

La lectura no es uno de los mejores pasatiempos para Hugo Valenzuela. Aun así, suele leer, con frecuencia, un libro que lo une un fuerte vínculo sentimental: El asesino viñamarino, thriller policial basado en el caso del psicópata de Viña del Mar, escrito por Gabriela Phillips, su propia madre.

EL FIN...?

Mutantes todo lo bueno dura poco y el taller no podía ser la excepción.
Así es mutancillos pero aun nos queda una misión importante que amerita la asistencia de todos nosotros: La presentación del taller.
Eso sí, esta vez no nos vemos en BALMACEDA 1215, si no en su centro de extensión que se encuentra al interior de la Quinta Normal. Otro punto a destacar es que tenemos que estar a las 4:30 p.m así que, por favor, se requiere puntualidad (se supone que es una presentación con público, por lo tanto un retraso sería un bochorno).

¿y cómo llego al centro de extensión de B1215?

Es bastante facil. usted toma su auto, micro nave espacial o su metro más cercano y llega hasta la estación Quinta Normal de la Linea 5 (la verde) del Metro. A la salida de esta, encontrará una entrada de rejas plomas que es el ingreso al Parque Quinta Normal. Usted entra y camina hacia la derecha y cuando divise un edificio azul... ESE ES EL CENTRO DE EXTENSIÓN.
Si no le quedó claro le dejo este mapita (para ver en grande clickear en la imagen)



NOS VEMOS, Y DE ANTEMANO MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS QUE HICIERON QUE EL TALLER FUESE POSIBLE Y LA MENCIÓN SIN DUDA, AL MUTANTE MAYOR , DON ALVARO BISAMA, GRACIAS POR TODO
Hasta que nos encontremos en alguna otra DIMENSIÓN
DR. Freak

martes, 16 de diciembre de 2008

Cerrando Cesión















reunion familiar (imagenes)











Disco, Libro y Película.Isabel.

Por Carlos Andueza 


El último CD que Isabel adquirió fue “Blue Moon” de la banda interplanetaria Black Stars.

Las canciones son una mezcla entre el antiguo heavy metal de la década de 1980 y las nuevas tendencias de música orgánica e instrumental de la Luna. Destaca “Blue Moon”, una balada con sonidos apocalípticos y rimbombantes, mezclando flautas marcianas y guitarras eléctricas.

La banda está formada por cinco músicos: Lucius Shejov, Teodoro Paredes (el primero ruso, el segundo chileno), Sandro Moon, Leonidas Sheperd y Trhon Hanamiski (los tres nacidos en la Luna).


“La Estrella de la Muerte” es el libro que Isabel tiene en su velador y que está a punto de terminar. La novela, perteneciente a la trilogía intergaláctica “Constelación Vagabunda”, es protagonizada por una joven espía tripulante de un crucero intergaláctico.

Esta Space Opera fue escrita por Juan Miguel Barahona, y tuvo mucho éxito en Venus, planeta originario de la protagonista.

Cuenta la leyenda que el autor escribió la mayor parte del libro bajo los efectos alucinógenos de la versión gold de la super-marihuana.

 

La última película que Isabel vio fue “Pan Remojado”.

El film es la segunda realización del director Pablo Navarrete, pero la primera en ser estrenada.

Perteneciente al género del porno-gore interplanetario, la película narra la historia de Michelle, una joven actriz chilena que viaja a Marte para lanzarse al estrellato. 

Desde que sale de la Tierra, durante el viaje y hasta que llega al planeta rojo, Michelle desfila un desquiciado camino de sexo duro, sadomasoquismo y tortura, con cuanto hombre, extraterrestre y robot implicado en la industria cinematográfica se encuentre.

El personaje de Michelle es caracterizado por la actriz Camila Pruzzo y, además, el reparto cuenta con la participación del tercer clon de Silvester Stallone. El resto de los actores son sólo novatos.Navarrete nunca ha explicado la relación entre el título de la película y la trama de ésta.

"Nombre a definir"

José Bustamante

El rugir de las olas reventando en el roquerío que circunda la cárcel de San Félix, de ser un escándalo insoportable, ya se había transformado, con el paso de los años, en mi melodía para conciliar el sueño.

En eso estaba, tendido en el catre, trazando figuras en mi mente con las manchas de humedad del techo de la celda, ya sin fuerzas para sostener los párpados, cuando un bullicio quebró la tranquilidad del lugar.
No se qué fue primero: si el sonido de los tacones, la voz femenina, o el griterío, silbidos y piropos de los otros internos. De todas maneras, en ese momento, no era algo relevante. No había diferencias cuando una novedad rompía con lo acostumbrado. Estirar el cuello entre las rejas y confirmar que el evento no tenía nada que ver conmigo, ya era una consigna en momentos que la monotonía de la prisión hacía un paréntesis.

Esta vez hubo dos cosas fuera de lo común. Dos elementos que me paralizaron, por un instante, me hicieron sudar y me aceleraron los latidos: la voz excesivamente familiar de la mujer que conversaba con el guardia, y el oír mencionado el nombre “Hugo Valenzuela”, retumbando desde el fondo del pasillo; mi nombre pronunciado por una sensual voz femenina. Situación que no se daba desde hace, por lo menos, una década.

Inmediatamente atiné a concentrarme en la visita que se acercaba por el corredor y, a la distancia y con los límites que ponía mi gordo cuello para mirar entre los barrotes, reconocí una figura demasiado conocida. Una de mis razones de vivir durante 20 años. Uno de los tesoritos que había dado éxito y fortuna a este artista por mucho tiempo. Era una de mis Marías.

Tras ese descubrimiento, me sentí como un niño torpe e impaciente con la inevitable llegada de la chica de sus sueños. Y es que, realmente, la chica que se acercaba había estado en muchos de mis sueños durante mi estadía en la cárcel. No podría asegurar si era ella, exactamente, o alguna otra de las Marías, la que me hacía tener aquellos sueños húmedos, pero, en ese momento, cualquiera de ellas caminando por el pasillo rumbo a mi celda, representaba un regalo de incalculable valor.

Me asomé, nuevamente, por entre los barrotes y, ya estando más cerca, logré percibir nuevos detalles en la chica.

Lo primero que me llamó la atención fue la coordinación perfecta en sus pasos y en cada uno de sus movimientos. Caminaba, casi, como una modelo; sus manos colgaban y oscilaban con desbordante sensualidad y a cada paso, miraba seriamente, por sobre su hombro, a todo reo que se atreviese a cortejarla vulgarmente.

O, tal vez, eso era lo que me imaginaba yo en ese momento.
“No, no puede ser más que mi imaginación. Mis Marías con suerte saben reconocer lo que es un cortejeo. Pero esta muchacha camina con demasiada destreza, sin tambaleos…no parece ser una María común y corriente…A no ser de que sea…”

Para comprobarlo, corrí a asomar mi cabeza, pero la mujer ya estaba prácticamente a la entrada de mi celda. Observé algo en su mirada que me hizo convencerme de que, efectivamente era… “¡Mi regalona!”, grité efusivamente.

-Luís, apaga la cámara- recién ahí me percaté de su acompañante. Cuando Luis, al parecer su camarógrafo, le devolvió un gesto de aprobación, ella soltó, en dirección hacia mí:
-¿A quién mierda le vienes a decir regalona, guatón cerdo?- Sus palabras llegaron como bofetadas en mi rostro. Como golpes eléctricos que me hicieron dar dos grandes zancadas hasta quedar atrincado en la pared de mi celda. ¿Qué le habían hecho a mi regalona?

-¡ah!, ya comprendo- continuó- además te dabas el lujo de tener una “regalona”. Tú no tienes límites ¿no? Muchos me comentaron, antes de venir, que podrías confundirme. Pero esto de la regalona es el colmo- miró a Luis- cámara apagada, ¿cierto?

-Apagada-cerró Luis.

Cuando advertí la presencia de un gendarme sacando el candado de mi recámara enrejada, me vino un pánico inesperado. La mujer que iba a entrar a mi celda tenía el aspecto de una de mis 15 Marías, pero no era ninguna de ellas. A la mujer que tenía enfrente yo no la conocía.

-¿Quién eres?- pronuncié casi en un susurro.

-Sorprendido ¿no?- dijo ella, siempre con una sonrisa forzada en el rostro- dejémoslo en que no soy tu “regalona”.

-… - no fui capaz de darle ninguna respuesta. La joven que tenía frente a mí, transmitía un odio desaforado. Me sentía en una situación realmente riesgosa. Tenía miedo.

- Veo que no vas a colaborar demasiado. Bueno, te explicaré lo obvio: para Canal neo Cristiano estamos grabando un docureality a cerca del “Clonador de Ñuñoa” o el “Degenerado Valenzuela”, como te identifiques más. No tienes derecho a reclamos y, te lo haya dicho tu abogado o no, parte del fallo establecía que, pasados más de 9 años de condena, la periodista afectada podría venir y recabar toda la información que le plazca.

Mi cabeza a penas archivaba lo que decía la mujer en mi celda. Mi ojos, por el contrario, trabajaban frenéticamente examinando cada detalle de su rostro, para poder convencerme de que aquella no era más que una de mis queridas Marías con habilidades para comunicarse, impensadas por mí en los tiempos en que me pertenecían. De pronto asimilé algo de lo que me comunicaba.

-¿Periodista afectada?- inquirí.

-Así es; quien viste y calza. ¿O ya se te olvidó que en cualquier proceso de clonación existen dos partes? El individuo clonado y el clon, propiamente tal. Bueno, entendamos que esta periodista afectada es el individuo clonado.

-¡Cresta!- solté sin querer. Sentí como mi corazón se apresuró y la habitación comenzó a dar vueltas. Me afirmé en el armazón de mi camilla y bajé la vista, helado, sin saber qué decirle. Totalmente paralizado al frente de quien no había visto en persona en toda mi vida. Cara a cara con…

-María Magdalena Valenzuela, tu hija. No te imaginas cómo a mí también me agrada conocerte.

-Hija, yo…

-¡No, no, no!- me interrumpió ella- ¡esta mierda resérvatela, mejor! Entiende que era una formalidad presentarme, ¿no creerás que vengo en la parada de “quiero-conocer-a-mi-incomprendido-padre-de-la-prisión”? Olvídalo. En esta celda hay una periodista entrevistando a un sujeto que clonó 15 veces a un bebé- a su propia hija, para ser más exactos- con el fin de utilizar los clones como prostitutas. Ahora Lucho, aprieta “Rec” que vamos a empezar con las preguntas importantes y después editamos. No quiero que se me quede nada en el tintero.

-Nada de prostitutas- repuse sonrojándome por primera vez en muchos años- eran las mejores estrellas porno que ha tenido nuestro país, jamás.

-¡Ah!, claro, claro. Estrellas porno que se acostaban con los telespectadores.

-Así es.

-Y estas tremendas estrellas porno, las 15 Marías, ¿sabían hacer algo más?¨

-No lo necesitaban. Yo las cuidaba y me encargaba de satisfacer todas sus necesidades.

-¿Por eso las mantuviste encerradas por casi 20 años, sin contacto con la sociedad, sin enseñarles nada, solo a tener sexo y saturando sus cuerpos con cirugías estéticas? ¿Porque no necesitaban nada más?

-Hija..-comencé, con la intención de aclarar bien las cosas.

-Ya te dije que si no quieres problemas, deja de llamarme “hija”- me interrumpió ella.- mejor comencemos desde el principio, ¿en qué momento se te ocurrió que podías llevar a cabo este negocio redondo?

-… - reflexioné un par de minutos antes de contestar. Luego concluí: -al comienzo no era un negocio.

- ¿Ah no?, esto sí que es nuevo- ironizó mi hija- ¿qué era, entonces?

-Al comienzo eras tú- al notar que la cara de María Magdalena se desfiguró con esa respuesta y que se aprestaba a lanzarme otro rosario, opté por adelantarme esta vez:

- ¡y déjame terminar de explicarte o si no nunca vas a entender a lo que voy!

Viendo que estaba dispuesta a escuchar, continué.

-Con tu madre nunca nos llevamos bien.

-Porque eras un huevón caliente que se acostaba con todas su amigas. Esa historia la conozco. ¿Qué tiene que ver? Lucho: ¿tienes la cámara…?
-Apagada- completó el camarógrafo.

-Sí, yo fui bastante infiel, eso lo reconozco. Pero yo, aun así, amaba a tu madre.- María Magdalena soltó unas risitas que, a cada minuto, más me irritaban- Los psicólogos encontraron una serie de traumas en mí que me obligaban a querer estar con muchas mujeres. Eso tu madre lo sabía, y aun así…

-Aun así, ¿qué?- agregó desafiante, María- ¿tenía que ser comprensiva?

-Aun así decidió dejarme. Argumentó querer armar una familia normal lejos de mí. Que yo nunca sería un buen marido ni, menos aun, un buen padre. Pero yo sabía que estaba embarazada… ¡me quería quitar a mi hija! ¡a mi pequeña María a punto de nacer!-

En ese momento sentí como la sangre se me iba toda a la cabeza. Literalmente, me hervía, mi sien palpitaba y una mano comenzó a tiritar, de modo que tuve que sostenerla con la otra y controlarla. Los recuerdos estaban causando estragos en mis nervios y se estaba haciendo muy patente. María, con menos ira en la mirada y, por el contrario, con algo de miedo, miró mi mano temblorosa y me preguntó, tratando de recobrar el aspecto desafiante:

-Una vez más que te refieres a mí como tu hija y, óyeme bien, te prometo por mi madre que te saco la mugre en esta misma celda. El tema no es webeo.-luego agregó, negando con la cabeza, en un gesto de incredulidad- “una serie de traumas que me obligaban a estar con muchas mujeres”, qué ridiculez. Ya, continúa. Lucho, Rec de nuevo.

-Cuando me enteré de las intenciones de tu madre de llevarme a tribunales para quitarme la tuición de mi hiji… de la hija de mi esposa-repuse- asumí que no ganaría y que algo iba a tener que hacer para no perderla.

-¿Y por eso me clonaste, pedazo de…?- se detuvo al recordar que Luís aun filmaba.

-¡Se iban al sur!-grité, esta vez, ya ignorando al camarógrafo y enfocado en conseguir la comprensión de mi hija. En ese momento, mi mente revivió recuerdos que los años habían enterrado. Me vi recogiendo mis pertenencias y abandonando mi hogar. También recordé el odio y la sed de venganza hacia mi mujer y cuánto amaba al ser que estaba en su vientre. Luego agregué- Ella quería alejarte de mí, yo no podía permitirlo.

-¿Y luego?- preguntó María, tratando de no salirse de las casillas.

-Luego comprendí que tenía nueve meses para planear algo. Una venganza o, no se. Algún modo de demostrarle que no me ganaría…

-¿Eso querías?, ¿demostrar que no te ganarían?-interrumpió.

-… pensé algo para evadir, pero entendí que no había para qué disfrazar lo evidente- sí, eso era lo que quería en gran parte. A los 5 meses de embarazo de tu madre conocí a un médico del Instituto de Clonación Estatal. Originalmente me iba a financiar un par de películas de acción que tenía en mente. Su cargo en el ICE era lo suficientemente elevado como para dejarme estar presente en algunas sesiones de clonación y, de pasada, enseñarme un poco el procedimiento.
-¿Te das cuenta de que es grave la acusación que haces?, ¿de qué metes al ICE en un conflicto legal al declarar su participación?- me preguntó con los ojos casi saliéndose de sus órbitas.

-Y, si quisiera, podría meter en el saco a miembros de unas 30 instituciones más que consumieron mi producto. Pero no es algo que me preocupe, no gano ni pierdo nada.-vi que María se sentó en mi camilla y, de inmediato, atiné a imitarla. Tomé aire y proseguí:

-Los cuatro meses restantes me sirvieron para conseguir el equipo adecuado, arrendar un par de departamentos en un condominio y esperar tu llegada al mundo- María puso una cara de asco al oír el tono paternal que yo intentaba darle al relato, pero, al parecer, ya no tenía intenciones de lanzarme improperios gratuitos. Eso me tranquilizó un poco.

-¿Dónde y cuándo conseguiste mi material genético? ¿Al nacer? ¿En Santiago, en la Clínica de Temuco, donde nací?- preguntó, esta vez, con más interés proyectándose desde su mirada.

-Eso fue lo más fácil. Tu madre no podía impedir que la visite a la clínica, así que viajé desde Santiago, a los dos días después de tu nacimiento y la acompañé un par de minutos en la sala. El tiempo suficiente para conseguir lo que buscaba- y al decir esto no pude esconder la satisfacción que transmitía mi sonrisa- Había tanta gente en la sala que nadie se percató del gordito que tenía en brazos a su hija, ni de que le sacó unos cuantos pelos, le pinchó el brazo y …

-Suficiente-concluyó María, con la ira reavivada en su mirada.- estás hablando de mí, pedazo de mierda. No lo olvides. Y Lucho- agregó justo cuando su compañero bajaba la cámara- mejor no dejes de grabar. Luego cortaremos lo que sea necesario.

Por primera vez le presté real atención al camarógrafo que aun se mantenía de pie.
No sólo me extrañó verlo, todavía, con gafas oscuras, también me cautivó el parche de su gorra que ilustraba el emblema de Black Grial, mi banda favorita, y una sonrisa de paletas separadas, encías exhibidas y una pequeña verruga cerca de su labio inferior. Características que, estaba convencido, ya había visto en alguna parte.
No se si fue mi imaginación, pero al sostener mucho rato la mirada en su rostro, pareció ponerse nervioso y, rápidamente, se cubrió la cara con su cámara. Dejé de prestarle atención y continué:

-Bueno, luego de eso tomé el material y regresé a mi departamento en Ñuñoa a trabajar.

-¿Y no podías hacer sólo una vez la clonación?

-Tenía que demostrarle a tu madre que era capaz de criar a más Marías que ella. 15 Marías me pareció apropiado.

-¿Y no podías, simplemente, criar a tus “15 Marías” como hijas? ¿En qué momento se te ocurre hacer el negocio, entonces?

-El tema de las actrices porno se me ocurrió un día en que iba a filmar mi primera película porno y no tenía mujeres dispuestas a participar. Entonces observé a mis 15 Marías y pensé, sin tomármelo en serio, que si tan solo tuviesen unos años más podrían colaborarme. Luego pasaron los días, las semanas y un par de meses, hasta que, al ver que nadie se ofrecería a participar gratuitamente en una de mis distorsionadas películas porno y, luego de una fuerte discusión con tu madre, en el juzado, cuando mi apleación de poder verte más seguido, falló en mi contra, descubrí que los 15 bebés que tenía durmiendo en mi departamento, nunca serían como hijas para mí.
Entonces, analicé las posibilidades que me daban y tomé la decisión: nada afectaría más a la madre de mi hija que el verla clonada 15 veces y participando en filmes pornográficos- al decir esto, recobré la satisfacción que sentí hace 30 años cuando tomé esa decisión y una sonrisa se volvió a esbozar en mi rostro- sabía que los clientes se pelearían por tener a 15 chicas guapas para ellos y luego poder llevarse la experiencia en DVD a la casa y revivirla cuando quisieran. Y así fue.

-Y te sientes todo un ganador ¿no?

Empezando a molestarme, de verdad, con su actitud, le respondí:

- Sí, me siento un verdadero ganador. No fue tarea fácil convertir a 15 seres humanos en criaturas servibles solo para tener sexo. No fue para nada sencillo privarles de la capacidad de hablar, de escribir y hacerlas dóciles a mi manejo, pero lo conseguí. Si logras una obra psicológica de tal magnitud, por supuesto que te sentirás ganador. Y se que soy un ganador y se que le gané a tu madre.

-Todo un ganador, ¿eh?- y al decir eso, a diferencia de lo que yo pensaba, esbozó una pequeña sonrisa y miró a Luis. Para más sorpresa mía, él también se rió, volviendo a mostrar sus encías y su paletas separadas.

Recordé que, a raís de un accidente, una de mis Marías, mi regalona, también había quedado con las paletas algo separadas. Probablemente ella era a quien me recordaba el camarógrafo con la gorra de Black Grial. María Magdalena se puso de pie y le ofreció a Luis sentarse para cambiar el ángulo. Luego continuó con la entrevista:

-Pero, el verdadero ganador, lleva más de 10 años en prisión y sus 15 Marías…-abruptamente detuvo la frase y, a cambio, me preguntó- ¿conoces la ley, cierto?, ¿acaso, alguien te explicó qué les pasa a los clones ilegales? Es un procedimiento idéntico al empleado cuando se desbaratan redes de piratería. Digamos, que la ley te considera un pirata de seres humanos.

Nuevamente empecé a sudar y cerré los ojos esperando oir lo que ya me habían dicho otros reos, pero que yo me había negado, categóricamente, a creer. No podía ser que los clones tengan tan pocos derechos. ¡Son seres humanos! Una lágrima bajó por mi mejilla y María Magdalena sonrió:

-Así es. Justo eso que estás pensando. Al igual que en cualquier negocio de piratería, el material ilegal se requisa, se mantiene un tiempo como evidencia y, pasados unos meses (en el caso de los clones, unos años), se elimina.

No pude mantenerme de pie, en quilibrio. Caí sentado en mi camilla y oí que algo se trizó en la estructura.

-Déjame decirte, gran ganador, que tus 15 Marías fueron eliminadas a los dos años de tu ingreso a esta prisión.

Como ya me habían advertido del crudo destino que les podría haber tocado a mis Marías, que nunca me habían ido a visitar, el golpe no fue tan duro como podría haber sido. De alguna manera estaba algo preparado para oír eso. Aun así, sentí por primera vez que mi vida carecía de sentido…

-En realidad- continuó María- a 14 de tus 15 actrices porno las sacrificaron. Hubo una a la que no pudieron nunca encontrar.

Bruscamente la miré, para asegurarme de que no me engañaba y al confirmarlo, me puse de pie. El rostro de mi regalona ocupó toda mi mente y dejé de oir a María.

-¡Yo lo sabía!, ¡yo siempre lo supe!-me puse a gritar con una sonrisa de oreja a oreja. Era tarde y los reos de la celda vecina comenzaron a protestar por el ruido.

-¿Qué es lo que siempre supiste?- inquirió María. Tras sus gafas oscuras, el camarógrafo también pareció asumir una actitud de interés.

-Siempre supe que mi regalona sabría qué hacer sin mí. Ella era la más especial de mis 15 niñas. Los últimos 5 años, antes de que la Brigada de Delitos Clónicos desvalijara mi departamento y me llevara detenido, empecé a notar actitudes inusuales en una de mis Marías. Algo en su mirada me hacía pensar que ella sabía más cosas de las que yo me imaginaba. De repente hacía gestos de aburrimiento, de hastío e, incluso de interés por ciertos temas. Al comienzo me asusté, pero luego comprendí que debía ser el ciclo natural de esa clon. Incluso me agradó más que el resto, llegué a establecer lazos muy cercanos a los del amor en pareja. Es por eso que la bauticé como “Mi regalona”. A pesar de que en algún momento me odié a mi mismo por descuidarla y permitirle adquirir conocimientos que le facilitaron huir de mi hogar, ahora veo que valió la pena. El día del allanamiento, no la encontraron y aun debe disfrutar de su libertad.

- Muy bella historia- ironizó María- esperemos que pueda estar viviendo tan bien como su estadía en tu departamento. Ahora, ya que he notado que conoces muy poco de procedimientos legales. ¿Tu sabes qué debe pasar para que la Bridec adquiera permisos de allanar un departamento?

-Pues intuyo que debe recibir la denuncia de alguien. Yo tengo claro cuál fue mi vecino que me entregó.

-¿Y si te dijera que, para poder llevar a cabo redadas, la Bridec necesita que un clon víctima testifique en persona y, además, entregue archivos audiovisuales que corroboren la denuncia?

-Te respondería que es imposible. Que ni la regalona sabía hablar. No podría prestar ningún tipo de declaraciones.

-¿Y no habían modos de establecer contacto con el exterior?-la sonrisa, cada vez más extensa, de María, me empezaba a asustar. La sonrisa del camarógrafo aun más. Noté que ambos exhibían las encías al sonreír.
-No, fui demasiado cuidadoso al respecto. Todos los días inspeccionaba sus habitaciones para cerciorarme de que no tenían ningún artículo que yo no les haya entregado. Incluso, cuando mi regalona abandonó el departamento, contraté a un Ingeniero Civil para que, cada semana, me realice un escaneo a mis dos departamentos, en busca de alguna señal radial o satelital proveniente del exterior. No había modo de que se le escape un detalle, era un hombre muy talentoso. Cada lunes llegaba con su…- una imagen mental se configuró en mi cabeza y sentí miedo. Mucho miedo. María y Luís sonreían cada vez más-

-¿Llegaba con su qué?, ¿Con su gorra de Black Grial?- completó María.

Efectivamente, el Ingeniero llegaba todos los lunes con su gorra de Black Grial y con su permanente sonrisa que exhibía sus paletas separadas, sus encías y la verruga cerca del labio inferior. Ahora más que asustado, me sentí traicionado. Horriblemente humillado. No atiné a nada más que abalanzarme contra el camarógrafo…

-¿Quién mierda eres?- le saqué la gorra, bajo la cual se reveló su cabeza calva y casi logré quitarle las gafas oscuras.

Luis no respondió y María agregó:

-Es un gran amigo mío, Hugo. ¿Te gustaría entender qué sucede? Pues ahora me toca contarte una historia a ti.

Sin sacar los ojos de encima del sonriente camarógrafo, me tranquilicé, volví a sentarme en la camilla y procuré mantener el control durante el relato de María.

-Bueno-comenzó ella- esta historia se trata de una niña que nunca conoció a su padre. A esta niña la mantuvieron convencida durante toda su niñez de que su padre era un buen hombre que, debido a un oficio algo conflictivo, había optado por separarse de su familia para no acarrearles ninguno de sus problemas. Cuando esta pequeña niña decidió estudiar periodismo en Santiago, un día decidió hacer una investigación acerca de un mito urbano: “El Gran Hugo; un director de filmes porno que abastecía de material a importantes figuras de la televisión” Lo que más le impactó del mito a la joven, fue el detalle que hacía referencia al uso de mujeres clonadas para realizar sus películas.

Con gran esfuerzo, un día esta estudiante de periodismo logró dar con la residencia de este hombre y enviando amigos a consumir del inusual material pornográfico del “Gran Hugo”, la joven descubrió aquello que todo el mundo trató de ocultarle siempre: las “15 Marías habían sido clonadas de ella misma”.

Con una profunda rabia y sed de venganza, esta joven denunció al sujeto, pero descubrió una red de corrupción en un sinnúmero de instituciones. En el único lugar en que la tomaron en cuenta fue en la Brigada De Delitos Clónicos, pero le exigían que uno de los clones entregue su testimonio en persona y, además, archivos audiovisuales que sirvan de evidencia.

A pesar de saber que se enfrentaba a un monstruo gigante, la joven decidió tomar el asunto en sus manos y, luego de espiar por más de 2 años la rutina de este hombre, logró encontrar el momento propicio para hacerle entrega a una de las Marías de un I Phone Nano con el cual la mantuvo contactada por casi 5 años.
Mediante este aparato- y María sacó de su bolsillo una suerte de celular en miniatura, pero con una pantalla desplegable de un tamaño considerable- pudo enseñarle a hablar, a comprender el lenguaje humano, los gestos y, lo más importante, a tener conciencia.

Le hizo ver la situación en la que estaba, porqué no era normal, le mostró el mundo real y la sacó de su condición de animalito en cautiverio. Finalmente, cuando percibió que estaba preparada, le dio las instrucciones para escaparse y las coordenadas para encontarse en el exterior.

Como una verdadera ganadora- continuó, a punto de soltar unas carcajadas- esta estudiante llevó a la clon a testificar a la Bridec, sin que “El Gran Hugo” sospeche nada mas aun no era suficiente; necesitaba evidencia audiovisual.

El paso siguiente tampoco fue muy complejo de diseñar. Solo fue necesario utilizar un buen disfraz y ofrecerle un servicio útil al “Gran Hugo” y la estudiante tuvo en dos días a la María fugitiva dentro del departamento del delincuente, instalándole cámaras de seguridad que les sirvieron para recolectar evidencia audiovisual- y al decir esto, el camarógrafo se quitó las gafas y con una sonrisa que revelaba unas paletas separadas, encías pronunciadas y una verruga bajo el labio inferior, me miró a los ojos, con esa mirada conquistadora que yo mismo le había enseñado a mi María favorita, y me dijo…

-¡Hola Hugo!, bastante tiempo sin vernos.

Justo antes de poder agarrarla para darle una bofetada, María, mi hija, me aventó contra la camilla, salió de la celda junto al “camarógrafo”, puso el candado y llamó al guardia.

-Toma- me dijo, arrojándome su credencial falsa de Periodista.

Enajenado de ira. Sintiéndome profundamente humillado y derrotado solo atiné a lanzarles todas las groserías a mi hija y su único clon que aun se mantenía con vida, transformado en un hombre…

-¡Mi regalona!, ¡Cómo pudiste!, ¡Traicionera!, ¡Maldita Perra traicionera!- cuando el griterío del resto de los internos que habían sido despertados por mis descargos hizo que se acerquen un par de gendarmes, cesé de gritar y, con los ojos llorosos me tendí en la camilla. Recogí la credencial de mi hija y descubrí que esta traía un mensaje en su interior. Un mensaje sumamente claro:

“Esta vez te ganaron. Perdedor”.

Sacrificio Artificial














Por Carlos Andueza

Levanto la vista y observo la Tierra en todo su esplendor. El tenue fulgor azulino del planeta acaricia la vastedad plateada de la Luna, mientras mi pelo ondea ingrávido sobre mis hombros. Apuro el último sorbo de champaña y exhalo un suspiro de satisfacción: la inauguración ha sido un éxito. El Ala Terrestre de Kaleidos, la nueva galería pública lunar, fue abierta con mis pinturas y aún siento ese gran espacio en mi interior que sólo el orgullo puede llenar. Cierro los ojos, esperando guardar el sabor del momento.
Detrás de mi, pasos conocidos interrumpen el suave silencio del desierto blanco.
-Isabel, es hora de regresar…
La etérea voz de Adhes me hace sonreír. Abro los ojos y giro hacia mi guardaespaldas.
-Como tú digas.

La turbulencia previa al despegue siempre me pone nerviosa. No me gustan los transbordadores, prefiero la teletransportación, pero el gasto de llevar las pinturas hasta la Luna limitó nuestro viaje de regreso a la Tierra. La tercera clase fue la única opción. Adhes, sin embargo, está tranquila; tiene nervios de acero.
-No tengas miedo. Yo estoy contigo- me dice, mirándome directamente a los ojos.
El temblor característico de la nave comienza a aumentar de potencia y aferro mis manos a los brazos del asiento. Cierro los ojos y trato de respirar hondo. La voz del piloto automático atraviesa la estática de los parlantes y ordena instrucciones que no puedo oír. Mi frente empieza a sudar. Todo se mueve violentamente. Trato de no pensar, de no sentir, de no estar. Mi corazón se acelera; está a punto de estallar. De pronto, Adhes suelta mi mano derecha del asiento y la sujeta con la suya. Abro los ojos, y la miro. Veo que ella los tiene cerrados, que su cabeza se encuentra apoyada en el respaldo de su asiento y que no mueve un solo miembro de su cuerpo. Las luces no están encendidas, pero mis mejillas sí.
-Tus latidos han cambiado de ritmo. Puedo sentirlo- asegura Adhes.
-Voy a estar tranquila cuando esta huevada deje de sacudirse tanto.
El transbordador atraviesa la atmósfera lunar y alcanza la estabilidad que esperaba. Las luces se prenden y todos sonríen como si nada; me siento tonta, pero respiro aliviada. Me acomodo en mi asiento y me quito los zapatos con disimulo. La nave vuela sin que nadie lo sienta.
-Al menos ya pasó todo- le sonrío a Adhes.
-¿El despegue?
-Y la inauguración, también.
-Te veías bastante feliz.
-Eran ansias, más que nada. No todos los días se expone en un satélite.
Mientras hablamos, el negro absoluto del cosmos es enmarcado por la ventanilla blanca; las estrellas, a los lejos, corren en la dirección contraria a la nave.
-Tus obras son perfectas. Simétricamente bellas- lanza Adhes, de pronto.
No puedo evitar soltar una carcajada. Sólo Adhes se podría fijar en ese tipo de cosas. Sus intentos de halagarme son algo torpes la mayoría de las veces, pero me agradan. De verdad me agradan…
-Bueno, gracias…
-Leo también ayudó- acotó Adhes, cambiando de tema.
-Es cierto. Le debo demasiado a ese anciano.
-Es un buen hombre.
-Pero también te debo mucho a ti, Adhes.
-¿A mí?
Mi acompañante nunca espera palabras de agradecimiento. Su total falta de interés por recibir algo a cambio nunca ha dejado de sorprenderme. Sin embargo, ahora reconozco cierta diferencia. Hay algo muy especial en Adhes. Sus gestos, sus palabras… El brillo de sus ojos se intensifica con mi declaración.
-Sí- le confirmo- Por supuesto. Sin ti… yo no…
Adhes queda inmóvil un momento, mirándome. Parpadea, incómoda. Se acomoda en su asiento y carraspea un poco.
-Para eso estoy- me dice, con los ojos cerrados.
Mientras veo cómo la Tierra se acerca cada vez más, recibiéndome, pienso en lo mecánica de esa frase. La he escuchado muchas veces pero, no sé porqué, ahora creo encontrarle un significado distinto, un acento diferente.
Inexorable, la nave espacial sigue su curso.
La esfera azul lo abarca todo. Las estrellas y el espacio infinito se rinden ante tan brillante planeta. La Luna se inclina ante su grandeza y, lentamente, se aleja por respeto. El Universo converge en un punto cercano; el Cosmos entero se derrama en una pequeñísima partícula de polvo. Y la Tierra se tiñe de rojo escarlata. La sangre impura de la raza condenada. Infinitos cables se conectan entre sí; se enredan, se cortan, vierten líquidos espesos. Carne, metal y leche materna se mezclan y se confunden, formando un charco maloliente bajo las entrañas de todas las ciudades de la Tierra. Las cloacas del mundo oxidado; la sopa originaria de la nueva raza. La Tierra entera como el caldero primordial de las generaciones sucesoras a la especie humana. Sucesos improbables. Avances impensados. Sexo imposible. Veo mi cuerpo acostado en el piso de mi habitación. Veo todos los rincones de mi departamento, cada detalle, cada grieta en el piso y cada pedacito de pintura descascarada. La cama desechable; las píldoras de nuevas camas en el velador; la ruma de loza sucia en el lavaplatos; la habitación del taller regada de pintura, bastidores y pinceles. Veo todo aquello desde la Luna. Me encuentro en medio del desierto blanco del satélite, entre miles de conejos macabros que miran, al igual que yo, mi cuerpo tendido en la Tierra. Y Adhes recostada a mi lado, desnuda, con sus pechos suaves y su miembro erecto apuntando hacia la Luna. Las miradas de cada una clavadas en un punto perdido del infinito, pero aún así, nuestras manos entrelazadas por sobre una alfombra sangre y leche. Los conejos de la Luna comienzan a dar instrucciones atravesadas de estática. El mundo tiembla con violencia.
Escucho a lo lejos la voz de Adhes. Siento que mi cuerpo se sacude y que todo alrededor mío también. Abro los ojos.
Adhes me zarandea, tratando de despertarme y, antes de levantarse, me dice que espere, que vuelve al tiro. Aún estoy soñolienta pero de a poco recobro la plena conciencia. La nave se mueve sin control, mientras los parlantes no dejan de emitir indicaciones de emergencia, instrucciones que son ignoradas bajo el desesperado griterío de la tripulación. Todas las mascarillas de oxígeno están fuera de sus compartimentos y la gente se apresta a utilizarlas. Repentinamente, el calor se hace insoportable. Miro por la ventana y veo fuego en vez de espacio sideral. Mi corazón estalla en latidos y el miedo me paraliza. Me mantengo anclada en el asiento, pero necesito saber dónde está mi compañera.
Trato de no pensar y me levanto. Atravieso el pasillo buscando a Adhes, mirando en todas direcciones. Veo a niños chillando y a ancianos desmayados; veo a jovencitas vomitar y a hombres adultos llorar de impotencia. La nave va en picada, cada vez más rápido.
Alcanzo la última sección del transbordador y noto que la puerta de la cabina está abierta y que dentro de ella hay un gran alboroto. Entro a la cabina y veo que la azafata, desconsolada, derrama lágrimas negras mientras explica a los pasajeros cómo deben afrontar la situación. Más adelante, distingo a Adhes enfrascada en una tensa conversación con el piloto. El hombre, de mediana edad, ha entrado en colapso. Se mantiene sentado en su puesto de mando, pero no sabe qué hacer. Habla en voz alta, mueve las manos por sobre su cabeza y presiona botones que, noto desde la distancia, ya no sirven de nada. Adhes trata de calmarlo, pero no lo consigue.
Número rojos en el tablero anuncian una mortal cuenta regresiva. 120 kilómetros. 110 kilómetros.
La vista desde la cabina es aterradora; la Tierra ya no es una esfera lejana, ahora lo abarca todo, y la franja marrón que es Chile se ve cada vez más cerca. El calor dentro de la nave es insufrible, pero en muy poco tiempo la atmósfera terrestre ya no será la mayor amenaza.
-¡Adhes!
-¡Isabel! ¡Sal de aquí!
El piloto deja de moverse y no hace más que mirar los números en el tablero.
90 kilómetros.85 kilómetros.
-¡Dios mío! ¡Vamos a morir, por la cresta!- solloza la azafata, que opta por dejar el auricular descolgado y salir corriendo de la cabina.
75 kilómetros.
Adhes se quita la chaqueta y la camisa. Se desabrocha el sostén y presiona con fuerza sus pezones. Apenas logro reaccionar al darme cuenta de lo que está tratando de hacer.
60 kilómetros.
Veo cómo sus pezones se hunden y sus senos se separan. De entre sus pechos se abre una fina ranura que aumenta su tamaño lentamente. Varias capas de piel se separan y abren paso a un gran compartimiento de metal. Innumerables cables se entrelazan dentro de la cavidad abdominal; se enredan, se conectan entre sí. La carne se confunde con el acero y un líquido viscoso lo recorre todo, hidratando los tejidos y engranajes.
Adhes introduce su mano derecha dentro de la caja torácica abierta y desenreda una gruesa manguera adosada a su columna vertebral artificial. Extrae la manguera y conecta con una de las terminales del tablero de mando.
50 kilómetros.
-¡Adhes, no! ¡Por favor!
La situación es crítica. El calor aumenta cada vez más y la nave se sacude sin control alguno; a lo lejos, puedo oír los gritos de la tripulación.
-¡Sal de la cabina, Isabel!
-¡Adhes, por la mierda!
Haciendo un esfuerzo mayúsculo por mantenerme en pie, me acerco a Adhes y la abrazo. Bajo su pantalón siento un bulto duro; su miembro erecto es el resultado de la gran cantidad de energía liberada. Pienso que sus demás órganos están también al máximo de sus capacidades… pero que pronto ya no podrán soportar más.
De reojo, veo cómo el piloto reacciona y asume nuevamente su posición.
40 kilómetros.
-¡Isabel, aléjate!
Adhes se mantiene inmóvil. Veo que sus pupilas se dilatan. Todo es un caos.
30 kilómetros.
Me levanto sobre la punta de mis pies y alcanzo su boca. La beso guiando sus labios al roce de los míos, y masajeando su lengua de silicona blanda con la mía. El androide queda impávido, y desde su ojo artificial brota una lágrima de aceite.
Un certero golpe en la boca de mi estómago hace que caiga de espaldas, golpeándome la nuca.


Blanco. Todo está blanco. Abro los ojos y veo todo muy claro. Trato de levantarme pero un dolor, que me atraviesa de extremo a extremo como un rayo fulminante, me lo impide. De pronto lo recuerdo todo.
-¡Adhes!- grito, pero nadie me contesta, sólo el eco mortal de la realidad más pura y descarnada.
Las paredes color blanco hueso, el olor a medicamentos, y la estrecha camilla en la que estoy recostada, me indican, sin lugar a dudas, en dónde me encuentro.
Levanto la vista y veo la Luna a través de la ventana.




POR: GLADYS ZUÑIGA


Por: GLADYS ZUÑIGA

La primera victima

Por:Gladys Zuñiga.

MATE A URSULA.

Fumándome un cigarro en el baño del departamento de Ursula. Hay estaba yo sonriéndo le por fin a la vida, la semilla de mis problemas ya había sido arrancada y pisoteada. Ursula estaba en el suelo a mis pies, callada y tan tranquila como nunca, siempre desee que fuese así, pero no. Su risa me irritaba, su sonrisa siempre fue una burla, cada vez que la miraba sentía que se burlaba en mi cara de mi, dejándome de lado la humanidad. Nunca vi ni escuche un gesto amable de ella. Todo siempre estaba mal como se hacia, me reprochaba por cosas estúpidas, se enojaba por si lo que le debería haber comprado era más grande o más pequeño, como una casata. Una putera casata de helado de chocolate era ya una situación para que la muy mierda me criticara. ¿Por qué no va ella a comprar su casata? Claro se me olvidaba que esta muy ocupada siendo cómoda, la comodidad es la principal causa de mosquear a la gente.

Ella a todo el que entra en su departamento lo trata mal, no tiene cortesía o nunca le enseñaron la mentira. ¿Para algo existe? Yo de la única forma que me mantenía sin matar a nadie hasta hace unas horas era por la simple hipocresía. ¿Ven porqué mierda mi media hermana Ursula no podía caerme bien? Desde que nació su única meta a sido fastidiarme.

Mi madre dejo a mi Padre al borde del delirio que eso lo llevo a caer en la ludopatía para centrarse en algo, luego esa ludopatía la herede yo. Mi madre lo habia dejado por un psicólogo.

Desde ahí ya iba mal la situación, no era posible que se involucrase con un psicólogo, SU psicólogo, esas personas no pueden estar más locas de lo que están. En lo personal no podría soportar a que tanta gente tuviese problemas y me los digiera esperando que tome atención y para colmo lo aconseje. Eso es raro y lo mejor es que se cobra. Bien… Volviendo al engendro de mi media hermana, de partida tenía una formación un tanto ilógica de parte de mi Madre y su psicólogo.

Cuando fueron pasando los años eso se aumento y refino. Cuantas te tenia guardadas, no sabes lo feliz que soy ahora, te haz esfumado en unos segundos, eh esperado este momento tanto, todo lo que entraba en mi cabeza tenia que ver contigo y con lo delicioso que seria…

Yo estoy seguro que tu también siempre lo quisiste así, o si no para que tan rallada y desgraciada conmigo.

Tal vez si no te hubieses convertido en mi jefa y no me hubieses bajado de rango, de vender seguros, ser el mejor, el empleado del mes a convertirme en Administrador de limpieza, como le llamas tu, pero sabias perfectamente que solo era limpiar los waters, tenias el puesto que yo siempre había querido, tu lo sabias, no te costaba nada darme el puesto, pero no, tu aunque no tenias ni puta idea del negocio de los seguros igual te quedaste hay, siendo que solo estabas ahí por gestiones personales con el ex jefe, se que le llenaste la cabeza de tus desquiciadas palabras y te acostabas con el. Ahora mismo te digo que eso no tiene ningún merito ni prestigio alguno. Solo que resulta que te vendiste, como muchos. Créeme que yo hubiese tenido piedad, pero no me dio la gana, es una de vuelta de mano en respuesta a estos 19 años que existes.

Lo que aun no entiendo es ¿Cuándo? Y ¿Cómo? Terminaste saliendo de tu departamento decidida a reinsertarte en la sociedad. Todos los días que me pasaba por acá, te veías encantada en tu nidito de soledad, grabando las noticias para luego reírte de ellas y llorar con la música, siempre tan hipersensible, egocéntrica y loca, babeabas de felicidad cuando alguien entraba aquí, siempre te gusto dejar mal psicológicamente o físicamente a aquel que se atreviese a entrar. Otra pregunta que me surge es ¿Desde cuando que planeabas cargarme a lo grande, en mi mismo medio de trabajo? ¡Fue Insólito!, hasta me quitaste las pastillas y las gotas para el nerviosismo, la ira y los ojos rojos, yo dependo de aquello y tu lo sabias, con mayor razón cuando asumiste tu cargo de Jefa, le dijiste a la Auxiliar Lucila que botara todo lo que encontrase en mi escritorio, todo lo importante, delicado y de entretención mía.

Sabes perfectamente la adicción que tengo por los juegos, traga monedas, póquer, ludo, lo que sea, pero que sean juegos. Ni siquiera eso me lo dejaste. Seguí escupiendo palabras al aire con el resentimiento que siento hacia ti mi querida hermana Cooper, de vez en cuando me miraba por las docena de espejos que tenia a mi alrededor y reía como nunca. Nadie sabe cuanto tiempo llevaba esperando este momento, todo lo que consumía tenia que ver con el asesinato de mi hermana, necesitaba descargarme, demostrar mi angustia, pensé en matar a otros, mucha gente me irritaba, pero bueno resulto que mate primero a la persona que más odiaba, luego empezare con los demás, pero con los demás me iré más tranquilo. Bueno yo desde ahora mandaré y seré el ser más irritante y falso, eso me encantaba, debo admitirlo, estaba en mis mejores sueños hasta que alguien entro, me adelante con sigilo, levantándome de la tina del baño, saltando por las pistas y manchas que ya limpiaría bien cuando dejara de estar extasiado por lo hecho.

Salí del baño, camine hacia la habitación (eso se sitúa en lo que debería ser la sala principal) vi entrar a Anastasia, fue uno de mis momentos de mayor alegría, pero a los segundos mi cara se deformo un poco, estaba confuso, yo siempre había querido hablarle, estar con ella y mirarla por más de 5 segundos a la cara, auque esta vez era distinto no sabia que es lo que hacia en el departamento de Ursula, no podía ser bueno si estaba hay, ella tenia que ver con alguien que odio, era algo muy contradictorio. Por un lado Anastasia que por primera vez creo que me presta atención y por el otro lado Ursula que ha hecho de todo para que yo me volviera loco. Intente ser razonable, Anastasia no cooperaba como yo esperaba, a la primera me pregunto ¿Dónde esta Ursula? Yo le dije que mi media hermana no se encontraba en buen estado para hablar. Empecé a tener un interrogatorio hacia Anastasia aunque ella no recordaba nada de los sucesos, solo recuerda personas, pero que logra ver más de dos horas seguidas, a mi hermana la reconocía, a mi no, la mire y pensé en que haría con ella mientras la rodeaba tentadoramente.

Lo que logre descubrir es que mi querida Ursula había utilizado a la única persona que me gusta para poder reinsertarse en la sociedad, ella le había ayudado, ahí se soluciona mi porque, como y cuando. Anastasia le ayudaba de buena fe en todo, en ese momento putie mentalmente más a Ursula. Como se atrevió a manipular a Anastasia para su bien común y el mió en destrucción.

Me quede helado unos segundos hasta que percibí movimiento, Anastasia se dirigía a la cocina, la seguí sin perderla de vista ningún instante, observe que se acerco al refrigerador y saco un frasco, me acerque y se lo arrebate, eran unas pastillas para la memoria, preferí quitárselo por obvias razones, ya había encontrado final a mi historia de ensueños; Anastasia como no me recordara la dejare acá como culpable, Ursula la victima, la resolución que las llevo a tan grave crimen seré yo, Ursula no deseaba que yo estuviese con ella, Anastasia no soporto la idea de no tenerme por lo tanto en un ataque impulsivo descuartizo a Ursula. Anastasia ni se enterara de que no lo hizo, ya que si se le pone como culpable lo creara, es ingenua y sin memoria, no podía ser mejor.

Por lo menos ahora sabía porque Anastasia cada vez que me saludaba al minuto ya no solía acordarse. Pero debo admitir para ser alguien que no se acuerde de nada igual fue una buena elección de ayuda. La mire, me guarde las pastillas antes de que ella me las pidiese para consumirlas y luego le pegue en la cabeza, siempre tratando de que la gente no se muriera solo tuviese accidentes… Como cuando vendía seguros. Ella callo al suelo, aproveche para tomarla, ponerla en una silla, amarrarla de manos y pies a esta y ponerle una guincha adhesiva en la boca. Al parecer Anastasia estaría por un buen rato inconsciente, justo lo necesario de tiempo para seguir con mi propósito. Volví al baño, me senté nuevamente en la tina mirando a Ursula. Ahora que te vuelvo a mirar ya no eres tan linda y tan astuta. Tienes el estomago destrozado, tripas por fuera, tus vísceras apestan.

Podría venderte como carne molida y que luego hagan de ti un buen plato de comida, aunque se que es mejor que no, cualquiera que te consumiese seguramente terminaría con intoxicación, por lo putrefacta que es tu carne. Aunque debo apreciar que te viene bastante el color rojo, nunca te vi con tanto rojo, sabes que te viene bien con tu tez pálida que se te a quedado y ese cabello negro que ronda por el baño, al haber sido esparcido para darle un toque más tu al baño.

Te lo digo yo, un experto en baños… ¿O no hermanita? Si hasta me traje el trabajo al hogar, más bien tu hogar.

Sin embargo el trabajo contigo aquí fue más exquisito, elegí las mejores herramientas para destruirte, esto me causa gran risa, porque no estoy siendo solo palabras, de verdad que lo hice, pero la gente no lo sabrá.

Será un secreto entre tú y yo por todas las putadas que me haz hecho. Te daría un beso para sellar todo, algo así como un pacto y además porque se que en vida tu nunca me lo hubieses aceptado, preferiré que mejor que no, tus labios radiantes de sangre y tus dientes en un frasco como recuerdo mío, no me dejaran deleitarme con un beso, desde luego me quedara este recuerdo tan fantástico que ni me lo creo que otro tendrá que pagar por esta belleza. Yo me haría responsable pero prefiero hacerme cargo de todo lo que tú dejaras. Me levanto nuevamente de la tina, y con unos guantes de plástico voy sacando mis huellas del lugar del delito, empiezo a limpiar el lugar de cualquier rastro mío.

Vuelvo para buscar a Anastasia que aun esta inconsciente.

La desato y saco mis rastros dejando los de ella, me doy vuelta para mirar a Anastasia, lo siento Anastasia pero igualmente lo nuestro no podría haber sido posible o tal vez si, cuando salgas de este lío en el que te harás cargo tu. Cuando vean la silla con las amarras y la guincha pensaran que hay estuvo Ursula y también me las ingenie para que quedasen huellas de Anastasia en Ursula. Eso ya estaba listo, ingrese a Anastasia en la tina, como si después de lo ocurrido se hubiese quedado dormida inconscientemente sin saber el riesgo que eso podía tener, le deje las colillas de cigarro en la tina y un cigarro en la mano, para que todo calce. Salí del departamento, fui al mío, me cambie, me bañe, para empezar con el siguiente paso. Fui afuera del departamento de Ursula y llame a carabineros anunciando preocupado que mi hermana no abría la puerta y en de nantes escuche gritos, que por favor viniesen, no podía soportar la idea de que le hubiese pasado algo malo a mi hermanita menor.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Cerrando cesion (versión final)

Biblioteca del Señor 2100.

Sobre el incidente Wefrum


Mucho antes del incidente ya era una leyenda en la Meganet. Era un poeta, un patriota sin duda, pero para muchos, y podríamos decir “una generación” fue un líder.
Yo lo llamo mi “padre intelectual”, aunque la verdad es que no lo fue solo para mi.
Nadie jamás supo que había detrás del avatar, monumental presencia en torno a la cual gravitábamos como asteroides. Pero en sus valientes escritos nos transmitió que no pertenecía a nuestra generación por lo que jamás se sintió uno de nosotros, supimos que formo parte del Ejercito de Chile y combatió en la ultima de las guerras contra los Países del Norte. Lucho en crueles batallas, conoció el terror, el honor y la locura, sentimientos de los que todos fuimos participes mediante su libro-blog “Zorros del desierto azul”, ahí supimos de Cuncacuchuna, arma que blandida por los países del norte mutilo a cientos de miles de soldados chilenos, rallo demoníaco y cruel, al cual Wefrum atribuía la perdida de la mitad de su cuerpo, pero a la vez decía que por equivalencia mística ese dedo quemante le había dotado de un puente, una conexión mental con los antiguos.
Ser oráculo era su don y lo supo compartir con nosotros en la Mega, espacio en el que noche a noche y por 5 años aparecía, alternando siempre de ubicación por seguridad, para traernos las voces del pasado. Así hablamos con Prat, O’ Higgins, Pinochet, Lautaro, Diego Portales, heroicos soldados desconocidos, conquistadores europeos, guerreros mapuches del pasado profundo y con quienes antes que ellos deambulaban por estas tierras.
Esas voces antiguas nos dijeron como organizarnos, nos enseñaron a pelear y a matar. A través de Wefrum O’ Higgins nos llamo a defender y restaurar la patria, a incendiar 50 colegios chilenos el día que se cambio el lema del escudo nacional a “por la fuerza de la razón”, a dinamitar los registros civiles cuando se aprobó el matrimonio homosexual, nos llamo a dar caza a los políticos que iniciaron el programa de moneda única en Latinoamérica y a mantener una constante guerra informática contra el Gobierno vende Patria y su presidente Lientur Catrileo.
Detrás del hubo siempre un ejercito de hacker estatales, pero otro ejercito de hackers patriotas lo protegía y hacían desaparecer y reaparecer en la web como un fantasma, así mismo los arqueólogos informáticos, aficionados y oficiales nunca dejaron de buscar datos de su pasado en la abandonada Internet, sin jamás encontrar pistas que los llevaran a su verdadera identidad.
Pero la madrugada del 10 de Agosto del 2050 paso de mentor a mito. A las 4:00 AM su avatar dormía en uno de los espacios más recónditos de la red, estaba de color beige, como son los avatares de los ínter nautas que duermen metidos en la Mega, emitiendo palabras desordenadas e incoherentes como lo hacen algunos avatares que sueñan. Hasta que súbitamente ocurrió lo inesperado, su avatar se volvió dorado y empezó a brillar incandescentemente, emitiendo una luz cegadora que deformaba todo ese espacio virtual. Todos quienes a esa hora trabajaban, jugaban, o interactuaban en todos los confines de la meganet dirigieron su vista a ese perturbador resplandor que aumentaba y aumentaba. Se corrió la voz en el mundo exterior, todos los jóvenes a lo largo de chile entraron a la Mega a contemplar ese extraño fulgor. Yo junto a muchos de sus seguidores quedamos pasmados, encandilados frente a tal suceso. Tratamos de contactarle, de comunicarnos con su avatar dormido, pero todo lo que llegaba hasta el fuese sonido, texto o imagen se desintegraba. De repente en su máximo fulgor y frente a millones de meganautas el avatar de Wefrum se desintegro en una súper nova de miles de píxeles.
Tal explosión fue para cada cual una experiencia distinta, para algunos fue una liberación mental, para otros una epifanía, para muchos fue parecido a un orgasmo, otros la describieron como un viaje extraño y revelador.
Nunca se llego a explicar tal incidente, mas bien fue tapado por las autoridades no obstante figurar por mas de un mes en los medios de todo el mundo donde se atribuía a miles de causas distintas, la verdad es que yo tampoco puede explicarlo, pero todos sabemos que algo cambio y las consecuencias de dicho cambio poco a poco fueron tomando forma en la realidad, en nuestras mentes y finalmente afectando nuestros cuerpos. Ya no hay cura para esto, después de aquel suceso hemos despertado a un nuevo placer y divisado un nuevo destino para nuestra Patria.
Yo lo se, ustedes lo saben.


Expediente reservado,
Nombre de referencia: “Incidente Wefrum”
Nombre del o los imputados: Felipe Montory
Condición del imputado: Desaparecido
Nombre de los archivos contenidos en esta entrada: 1- documentos testimoniales del imputado se desconoce su autenticidad, 2- carta remitida al fiscal encargado del caso por parte del imputado se desconoce autenticidad


A continuación se transcribe el contenido parcial de una bitácora encontrada en el callejon de los perros-rata, supuestamente redactada por el imputado Felipe Montory, no esta fechada pero correspondería a tres meses del incidente Wefrum, al no existir indicios sobre su autenticidad el documento a sido descartado por el fiscal Sebastián Durdos y excluido del archivo principal de la investigación la cual se encuentra suspendida y archivada.

Escribo esto antes que este lugar se lleve mis recuerdos, debo mantener la cordura, no olvidar quien soy.
Deben ser tres meses ya de que llegue a este callejón perdido en un sector de Santiago que me cuesta identificar, todo ha cambiado, el clima, la arquitectura, la misma gente dibujan otra ciudad distinta a la que recordaba, una ciudad de hielo, a la vez llena de luces, saturada de gente y de señales.
Por 20 años me aislé de este lugar, me encerré en mi departamento, esas cuatro paredes eran mi mundo y mi guarida, la cual solo llegue a compartir con Jenny mi sobrina, quien el ultimo tiempo se encargo de mis cuidados. Recuerdo la última noche que repte por el apoyado en mis codos, jamás pensé que seria la ultima, que mi mundo se rompería súbitamente durante mi sueño.
Ese 10 de Agosto, como todas las noches me adentre en la mega”, como siempre los avatares de muchos jóvenes discípulos esperaban mi aparición, ansiosos de un poema, un relato, cualquier cosa que contuviera una enseñanza, un consejo o una misión enviada por los antiguos. No me escuchaban, no oían cuando les decía que ellos me habían abandonado, que ya no se hacían presentes, insistían incansablemente por un mensaje. Me dormí sin algo que compartir con ellos, mi mente quedo en conexión, metida en la Mega, sintiendo las voces de los navegantes mientras me sumergía en un sueño.
Hace mucho mis sueños eran perturbadores, hace tiempo no hacia mas que verme correr, otra vez con piernas, que ver a mis compañeros de escuadrón muertos en la guerra, de ver miembros mutilados, torsos, cabezas. Pero esa noche fui más allá de las pesadillas.
En mi sueño mi castrado cuerpo flotaba, era un globo de gas, se encumbraba muy alto en el cielo, desde ahí veía una torre en espiral, plateada y dorada, la cual giraba enterrando su base en arena, de donde manaban ríos de sangre. Veía ejércitos de insectos movilizarse hacia la torre, venían de todas partes, pero no eran insectos, eran millones de brazos, piernas, manos, torsos y otras partes humanas arrastrándose, llamados a esa torre por un agudo sonido que aumentaba y aumentaba, en ese momento divise su fuente, en la cima de la horrible torre había un hombre vestido de azul brillante, tenia su boca abierta en 90 grados, pude ver como su mandíbula vibraba fuertemente provocando ese ruido atrapante. Logro distinguir sus rasgos, es Lientur Catrileo, antiguo capitán de mi escuadrón en la guerra del norte y actual presidente de Chile.
Lientur clava sus ojos en mi flotante cuerpo, en ese instante su voz me penetra y hace vibrar como un metal, revuelve mis entrañas, altera mi mente, me agita y quema. Hasta ahora puedo sentirla y recuerdo el sonido de la sangre deslizándose en mis venas y otra vez escucho crujir mis huesos.
Esa vez conectado en la mega creí encontrar mi final, trate de gritar llamar a Jenny quien dormía en el cuarto contiguo, no pude liberarme del sueño, solo sentir mi fin, de repente me sentí explotar, era mi muerte. Pero no fue así, desperté, no en mi cama, en este callejón oscuro en medio de santiago. Unos indigentes me recogieron y arrastraron hasta una casucha, les pregunte por Jenny, una niña delgada de pelo largo, no vieron a nadie me dijeron, estaba solo yo en el piso, y a un lado el carrito de mi sobrina con el cual solía ir al supermercado.
Jenny debió verme esa vez en la cama medio muerto, asumo que en su desesperación arrastro mi cuerpo para conducirlo a un hospital, pero ahora estoy aquí, ¿que la interrumpió en su viaje?, no lo se.
Esta claro que la autoridad ahora busca a Felipe Montory, se que al final alguien identifico a Wefrum, algún policía infiltrado o un hacker astuto, alguien me descubrió y entro traicioneramente en mis sueños para matarme. Pero no me podran encontrar, este callejon sera mi nueva guarida, estos indigentes quienes tanto desprecie serán mis esbirros, ellos me ayudaran a descubrir que hay detras de esto y a encontrar a los traidores para desatar contra ellos mi venganza, la que será pronta y sobre todo cruel.


A continuación se trascribe el contenido de una carta remitida al fiscal del caso “Incidente Wefrum”, redactada supuestamente por el imputado dos años después del incidente, haciendose llamar esta vez "Wefrum Señor de los perros-ratas", al no existir indicios sobre su autenticidad, y por considerarse irrelevante e inverosímil el documento a sido descartado por el fiscal Sebastián Durdos y excluido del archivo principal de la investigación la cual se encuentra suspendida y archivada.

Es necesario ponerlos en alerta sobre lo que finalmente he descubierto, lo que creí en un principio un atentado contra mi vida resulto serlo contra todo Chile, contra su juventud, contra el futuro de la Nación.
El incidente Wefrum ocurrido en la Meganet el 10 de Agosto del 2050 esta absoluta y directamente relacionado con el extraño comportamiento que los últimos meses a presentado buena parte de la juventud chilena. Lo que los medios llaman la mas bizarra y extrema de las modas, la mutilación de las extremidades por parte de los adolescentes es un plan elaborado por el Estado dentro del cual me volvieron una pieza fundamental usando a mi propia familia en mi contra.
Mientras escribo estas líneas miles de jóvenes otrora valientes patriotas, ahora mancos, cojos y castrados remplazan sus partes auto arrancadas por miembros de plasticarne entregados por el gobierno, todo siguiendo el designio que el 10 de Agosto del 2050 se implanto a través de mí en sus inconscientes.
Deben detener esta abominación, en estos momentos la plasticarne entregado por el gobierno esta penetrando las terminaciones nerviosas y finalmente las mentes de miles de jóvenes nacionalistas para convertirlos en zombis sin voluntad.
Es posible que a estas alturas ya no existe salida, si es as que Dios me perdono por lo que he hecho, por los diabólicos planes a los que he servido, pero este no será el fin, volveré para vengarme y vengar a mis seguidores, lo juro como patriota y militar.


Carlos Agusti

Cerrando cesion.


La emancipaciòn de los animales

por Macarena Molina

Todas las cosas tienen su lado bueno pero cuando suenan como una babosa arrastrándose en la arena, es hora de partir. Así que tomé mi toalla y me despedí. Patricia no me miró, solo dijo chao y cerró la puerta. La multitud de allegados me miraba y mostré los dientes, dejaron de sonreír. Al llegar al tubo succionador recordé que se encuentra defectuoso desde hace días y según el cuervo de la entrada, sería necesario cambiar todo el circuito de succión, la reparación valdría más que el edificio mismo que ya se cae a pedazos, pero lo quiero; me ha rodeado por décadas y ahora que conozco su historia, me siento parte de el. Olvidé mi pulsera, siempre me pasa.

-Patricia, abre que dejé mi pulsera en la mesita.
La vieja se acercó a la puerta.
-Abre por favor, mi pulsera.
Pero la vieja seguía inmóvil.

-Puedo escuchar tu respiración…



-Bueno ya, dijo Patricia.
Y tocó la puerta con su dedo, disolviéndose la madera en humo denso, desde la que apareció un brazo felpudo que agarró el par de pulseras plásticas y se retiró.
-De nada, murmuró la vieja.

Al pasar frente al 202, Pedro Fufu salió a mi encuentro.
-Hee, Oso, hee, repetía haciendo señas.
-Me llamo Osito, dijo Osito.
-Osito, ven, ven, ven, dijo el inmigrante ansioso.
-¿Qué? Dijo Osito.
- Mia, dijo Fufu, Apuntando al césped verde y frondoso que tapizaba su departamento.
Osito pensó en saltar y rodar besándose como adolescentes, pero, no lo haré, soy un mamífero civilizado. Respiró profundamente, expelió baba y un grito salvaje y desesperanzado a la cara del humano. Avanzó entre la multitud; un mar de caras que a pesar de los reclamos y constantes desalojos lograron apoderarse de los pasillos del edificio y hacer allí su vida. Pasó a llevar Osito una de las chozas y sin darse cuenta, toda una hilera de viviendas había sido destruida en el atentando, lo llamaron ¨Nieve Blanca¨, en honor a su pelaje Ártico. Ahora que los allegados se habían reproducido, la nueva generación de la multitud adquiría legalmente el metro cuadrado en que venían al mundo. Algunos metros pertenecían a varios terratenientes; gemelos o mellizos. -Muévete perra que voy a parir, ah¡¡, fue lo ultimo que escuchó Osito antes de cerrar la puerta del 501 y encontrarse finalmente en casa.

- A veces no sé por qué salgo, debería aprender a volar y usar las ventanas como puertas .Un oso volador, suave como el algodón, pensó mirando al cielo.- Soy delicioso.

Eran las cinco y diez de un jueves por la tarde. Los oficinistas comenzarían su regreso al hogar, las campanas lumínicas anunciaban misa. Patricia todavía enojada por la rudeza de su amigo, pelaba papas con fuerza y emitía profundos sonidos con la nariz. Inhalaba con fuerza, hinchando rápido el pecho y al votar el aire, arrugaba el cutis pasa, haciendo desaparecer los ojos en una masa de piel. Hasta que en una de sus inhalaciones, el humo de Pedro, su vecino de abajo, le penetró hasta el hipotálamo y la condujo en uno de los viajes más coloridos que experimentaría en su vida. Solo alcanzó a lanzar un tarro de desodorante ambiental a la terraza de abajo, en señal de repudio a la ilegal sustancia. Permaneció en el suelo de la cocina hasta la mañana siguiente y aunque se despertó con una sonrisa, esto la avergonzó aún más, impidiendo el oportuno llamado a las autoridades. Después de ducharse encendió el comunicator 88000000 y vio uno de los últimos capítulos de Venus, una novela ambientada en Marte donde la única mujer es Venus, sobreviviente de Venus, que atraída por la oferta debe elegir con quien continuar la especie. Un sonido ventoso y melódico anunció la presencia de Osito.

-Gracias, dijo apenas Patricia le abrió la puerta.
-Sabes, he estado pensando, quiero mudarme, dijo con voz ronca.
-Mejor hablemos después de comer, susurro Osito.
Desplegaron la mesa y la vieja colocó una hoya rebosando puré de papas, se sirvió un par de cucharadas en su plato mientras Osito esperaba ansioso.
–Voy a mudarme, repitió y entregó la hoya al animal. Este la elevó sobre su cabeza y dejó caer la pasta a su boca.
-¿Mudarte? dijo rebalsando puré.
- Si, ya no aguanto, ayer después de que te fueras, lo recordé.

La cara de Patricia tomó color, Ella no lo notó pero El no pudo evitar sentirse vacío, la comida perdió sabor, se le apretó la garganta.

-Patricia, creí que teníamos un acuerdo, ¿acaso no te gustan mis visitas?
-Si, no es eso, es que no puedo evitar sentirlo; saber que es su música, sus olores, su luz por la noche.
–Pareciera que todavía lo amas.
La vieja permaneció sentada, contemplando su plato. Osito frotó una servilleta de papel contra sus labios.
-Permiso, dijo antes de dejar la habitación y pronunciar sentencieras palabras bajo el umbral:
-Nadie se ríe de Osito, nadie.
-¡Tu tampoco me querías¡ gritó la vieja al otro lado del portal hologramático.
Osito siguió caminando, esquivando chozas, la señora Ku y su cría, carpas de variados colores. Llegó al 202 y golpeó la puerta.

Aparecieron los ojos grandes de Fufu acompañados de un profundo suspiro.
-Pasa baby, dijo Fufu.
Osito se recostó en el césped, sintió la hierba entre sus nalgas. Fufu había bajado las luces y sintonizado el canal de la selva ¨ Sonidos Salvajes¨.
-Ven, lame mis bolas, que rico, dijo Osito.
Y el inmigrante acercó su lengua a los testículos de la bestia. Al primer contacto sintió un sabor salado y cálido a la vez.
-Sabroso, dijo.
El oso se relajó hasta que presintió el clímax.
-Ahora Fufu, ahora.
Y el oriental se alejó, dejando fluir libremente el semen que quedó estampado en la pared.

Patricia estaba en la ducha y creyó escuchar un rugido, pero no hizo caso. Agarró un extraño aparato metálico y lo frotó contra sus tatuajes hasta que brillaron nuevamente. Pintó sus labios de rojo carmesí. Una gran fotografía colgaba de la pared del baño, tras dispensador de desechos. La retrataba en sus años mozos, a principios de siglo, cuando lo único que anhelaba una jovencita era disfrutar de la vida, las drogas, la libertad de género y hacer carrera. Ahora se encontraba en la post madurez y de la infinidad de machos con que había estado, su vecino de abajo, el primero con que se casara, era el único que recordaba en su senilitud. Salió del baño sintiéndose renovada. Una gran paz interior la invadía pero cuando llegó al piso de Pedro, no pudo evitar acicalarse y tiritar al mismo tiempo. Me muevo como una culebra, pensaba. -Voy a confesarle mi amor apenas abra la puerta.

Pedro figuraba en su habitación, mirando por la ventana una enorme nube. Entre las formas sinuosas de vapor que desde la tierra le parecía una montaña de merengue, distinguió unos ojos agudos y una sonrisa maligna: La perfecta representación de su vecina de arriba. Le sorprendió además, ser capaz de percibir su perfume picante. Sonó el timbre. Es Ella, pensó Pedro, instantáneamente una cascada de recuerdos atocharon su mente; imágenes que le parecían ridículas, casi falsas: Patricia con la piel estirada y una polera apretada, bailando reguetón entre un grupo de adolescentes espinilludos. Pedro intentando esconder un ramo de flores mientras camina rumbo al hospital y autos a petróleo circulan por las calles aún a nivel de piso. Patricia ingenua, limpiando la casa.

Sabía que se encontraba al otro lado de la puerta holográfica. Le dio miedo; Saberla ahí, esperando, con ánimo de conquistar. Sintió vergüenza. La misma mujer histérica, pero empeorada por los años. En su afán de evitarla, Pedro no salía del departamento a excepción de la hora del lobo: Cuando la oscuridad y el silencio de la noche se apoderan del que presencia los minutos más solitarios y fríos del reloj.

Pero Patricia continuaba de pie frente a la puerta, silencioso Pedro retrocedió, alejándose, respirando mudo y lentamente, hasta encontrarse de espaldas a la ventana. Se escuchó un aleteo acompañado de sonidos ventosos; era Osito que gracias a una hélice doble era capaz de moverse por el aire como una mariposa. Usaba un casco rojo que reflejaba el sol de medio día esplendorosamente.

-¡Salta¡ Y el viejo se lanzó a los fuertes brazos del mamífero, que lo llevó alto entre las nubes en un paseo que se extendió hasta el atardecer; momento culmine, anaranjado, rojo, rosa y morado. Observaron en silencio hasta que el sol se perdió en la tierra.

Aterrizaron el la azotea pero el viejo le pidió a Osito que mejor lo lanzara por la ventana dentro de su departamento.
-Seguro, yo tampoco quiero verla nunca más, dijo Osito.








La hora del lobo no tardó en llegar. En 60 minutos Pedro corría por los pasillos, era succionado al primer nivel, saludaba al pájaro y luego de cruzar el portal y pasar bajo el bosque de polímeros vegetales se introducía en un orificio negro ubicado en medio de la calle, cerraba la tapa de metal y caminaba el riachuelo de mierda subterránea hasta toparse con una figura alta y curvilínea; Era Nora, vestida de cuero camaleónico y botas altas de goma negra al igual que su cola suave. -Pedro querido, lo de siempre? El viejo asintió. Nora se acercó a los labios ñuscos y expelió una nube dulce de humo denso que se alojó en interior del viejo haciéndolo resplandecer en la oscuridad de la cloaca.
-Gracias, dijo mientras recuperaba el aliento. Sacó una pelotita dorada del tamaño de una arveja. -Dale mis saludos a tu abuela, dijo mientras se alejaba túnel arriba.

Regresó temeroso al edificio, la hora casi terminaba, la multitud todavía dormía. Al llegar a su puerta la tocó como de costumbre, pero nada sucedió. Se le aceleró el corazón. Al tercer intento logró saltar dentro de su departamento y su pie casi queda atrapado entre la imagen evanescente. Respiró profundo y el resplandor se extendió, se sintió liviano. Buscó una silla y se acomodó hasta que se quedó dormido.

Soñó con la nube con forma de cara de Patricia, avanzando en el cielo, mientras Osito y El se movían como un punto entre la gigantesca nube.












Cómo los animales se integraron a la sociedad:


Darwin previó el suceso, una puerta de esperanza para todas las especies menos la raza humana. Restitución. Durante un periodo de cinco años los animales evolucionaron más que en toda su historia. Comenzó cuando el primero miró y dijo… no me comas. El granjero corrió a buscar su escopeta y dio rápida paz al cerdo. Pero en el instante en que la bala atravesó la grasa, carne y hueso; el galpón entero rugió con el estruendo de 999 gargantas porcinas levemente humanizadas, Nuooooouuuooo¡¡. Los cuerpos rosados y tubulares, llevados a la obesidad debido a las hormonas se contoneaban intentando escapar de sus jaulas, la grasa tiritaba. Pero las atrofiadas patitas eran incapaces de elevar los pesados cuerpos. Más, la ira acumulada en las bestias pensantes supera la invalidez mórbida. Una chancha, del tamaño de un auto, comenzó a golpear su puerta de metal. Cada arrebato hacia aflorar gotas rojas desde su piel. La multitud se silenció mientras la chancha arrojaba con sus últimas fuerzas la masa corporal, hasta que atravesó el metal dejando libre a la piara.

La noticia del granjero muerto por mordiscos de cerdo apareció en el diario El Asombroso, junto a la foto de un bebé sin cabeza. Solo cinco bestias fueron recuperadas y fusiladas de inmediato, no pronunciaron palabra. Estos mártires, junto a la gran chancha que les dio libertad, se transformarían en los líderes espirituales del movimiento de emancipación animal.

La Piara se refugió en el bosque. Durante la noche salían en excursiones de diez en diez, no era fácil camuflar las huellas de las pequeñas pezuñas pero después de la primera semana descubrieron como catapultarse sobre las murallas del mall, usando el trampolín de los juegos infantiles del estacionamiento caían dentro del recinto. El cuerpo porcino es muy resistente. Buscaban en las tiendas ropa grande y pequeños zapatos para ocultar sus pisadas. Al amanecer, una vez abiertas las tiendas, podían confundirse entre las grandes señoras en vestidos floreados y salir a la sociedad.