jueves, 30 de octubre de 2008

Un mutante en la clase: capítulo II

Los mutantes lo miramos, y él -sin querer ser menos ni más- nos observó.
-Sé que falté a las clases anteriores -dijo apenas entró- y que mi nombre no tiene lugar en la lista, pero quiero estar en el taller...
Ninguno atinó a hacer algo, hasta que Álvaro le respondió (a su pregunta sin decir):
-Bienvenido...
Comenzamos con la secta, cada cual leyó su texto, su creación, su huella. Él, sin el más mínimo disimulo, posó y arrastró sus manos sobre cada hoja que había en la mesa (palpando cada papel), atrayendo todas las miradas de la sala, luego, manoseó su rostro sintiendo el casi inexistente aroma de las letras y lo inhaló profundamente.
Posteriormente, abrió sus ojos y observó los nuestros.
-Son todos muy raros, todos a su manera. Los felicito -dijo con convicción.
Nos miramos cómplices. Habíamos conocido gente freak antes, pero Sorei se llevaba el premio.

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